sábado, 5 de junio de 2010

TRES CUENTOS PARA DORMIR Y UNO PARA DESPERTAR


SEGUNDO CUENTO PARA DORMIR:
Vampiros de la miseria


Somos vampiros de la miseria. Habitamos el mundo del óxido que produce el engranaje: nosotros mismos. Días y noches caminamos respirando humo, escupiendo la grasa que desechamos por el desgaste. Cuando nuestra piel se desgasta es necesario dejarla secando al sol, luego curtirla y finalmente adherirla a nuestros huesos, claro está, luego de haberla remendado con cartón.

Vampiros de la miseria. Una especie común de vampiros. Tenemos la capacidad de ser autosuficientes, omniscientes, insaciables, omnipotentes, maleables, omnívoros, ubicuos y repugnantes hasta la belleza.

Cada cual tendría la posibilidad de contar su historia y sería la historia de todos, de todas las generaciones. Somos un engranaje, una sola cosa. Pero es imposible hacer mantenimiento a una máquina desde fuera, extrayendo pieza por pieza para limpiarla y colocarla de nuevo, limpia, en un orden lógico tal que la máquina no pare de funcionar. Así que cada historia se cuenta como si estuviese separada de las demás, como única.

-¿Da igual? hablaré yo… Nací en el sur de Bogotá, no sé bien qué fecha es pero oigo rumores de una conmemoración –algunos aquí todavía tienen historia- de alguien que murió hace cien años a mediados del 82. Es como si estuviese contando la historia de una muñeca. Una muñeca vacía. Aún lo siento, es todo lo que me queda.

Veía a las otras muñecas ¡Tan perfectas! Y ni qué decir de los muñecos, ellos, sencillamente, eran agraciados. Muñecas y muñecos: perfecta simetría.

Las veía, seguras de sí mismas, ni siquiera las muñecas de trapo mostraban tanta fuerza. Deambulaban por las calles y en las habitaciones de pequeñas, grandes, pobres, ricos, cada cual quien sabía o conocía el significado de la soledad. Las muñecas y los muñecos contribuíamos a la alienación de los deseos de cada cual ¡Cuán encantadores éramos!, hacíamos de lo hermoso lo anestésico.

Me miraba en el espejo y no veía más que la manipulación de las manos infantiles sobre mi cuerpo. Afortunadamente mi propietaria poseía una basta colección de vestidos con los que cubría las marcas en cada ocasión. Qué afortunado era para mí, me era irresistible e insoportable concebirme desnuda. Resultaba aterrador recordar mi rostro cuando por alguna circunstancia me arrebataban la ropa. Mi mirada cristalina espantaba el pudor de las personas haciendo aparecer en sus rostros pudores asfixiantes. Y en las mejillas de las demás muñecas aparecía el pudor de mi desgracia: mi entrega por el precio del goce que me daban las manos sobre mi cuerpo. No lo entendía, intentaba comprender mirándome al espejo, pero nada…

En ese ir y venir con el implacable sentimiento de vacío me ocurrió la idea de realizar un viaje de iniciación. No dejaba de acosarme la incertidumbre acerca de las miles de dificultades que aparecerían por el camino, de comienzo a fin, aún así no cedía ante el miedo… sin embargo… incluso los cuentos de hadas no garantizaban buenos resultados en dichos viajes y eso, eso, lo hacía más interesante.

Horas y en ocasiones días pasaba tirada sobre los pies de la cama, con los brazos colgando del borde, pensando cómo sería mi partida y el viaje, cómo inventaría mi propio viaje, ya que mi propietaria lo hacía sin descanso y yo, parte de su juego, viajaba siempre allá en su imaginación…

Tomé una aguja y enhebré el hilo, el de Ariadna para ser más precisa, ese que no se rompe fácil y que conduce inevitablemente a lo inefable. El vestido estaba intacto, las morados en la plástica piel sólo eran manchas decoloradas pero el vacío por algún roto se estaba saliendo y ese, justo ese era el roto que había que componer un poco antes de partir…

-Buuuuuuuu

-Jajajaja ridícula

-¡Oye bastardo! ¡cállate que la muñeca está hablando!-

-jajaja jaja ja jajajajaja-

-¡que te calles te digo! ¿de qué te ries imbécil?

-Mírate, si te atreves. Mira tu interior. Verás la pantalla que palpita de canal en canal bombeando tu sangre a lo largo y ancho del cuerpo. También está la pantalla que inhala y exhala de página en página sacando de tu sangre el veneno de la realidad, y oxigenarte con el veneno de la última farsa, que tomarás ahora como tu propia realidad para luego cambiar por otra y así sucederá de nuevo… y de nuevo… es ese el significado de la mierda que llevas acumulada.

Mira en tu interior bastardo. Tus vísceras son esa pelota azul que gira en el espacio junto con otras nueve significando la acidez de la historia. Eres ese montón de viseras; hijo de todos, hijo de ninguno. ¿Crees poder elegir entre ser el vómito o el ácido? No te afanes, en la historia todo va confundiéndose hasta formar una mole llamada mierda y así decidir entre cagar o ser cagado. No dicen qué hacer y cómo hacerlo pero nos niegan la posibilidad de no hacerlo.

Hasta nunca bastardo. De nada sirve que te mires si la estrategia es autodestruirse para no dañar nada. A nadie le importas pero si te inmolas en público el olor a mierda de las salpicaduras dejaría un interrogante: ¿de qué sirve bañarse?

-¡Un momento, nosotros y nosotras tenemos derecho a hablar!

-Cállese pirobo, respétel puesto…

-… ¡no, que!… nadie nos ayuda… tenemos sida. El de arriba ve, los de abajo sienten.

-Cierto, es aquel que dice yo soy el que soy y al callar cala la miseria de la impotencia y el hedor de la omnipotencia.

-¿Qué trae mi perro…?

-Nada, nada antes de ya no ser perro mi perro…

-Suéltela pichurria, no se la trague sola…

-pues ahí te va…

Llanto

Instrucciones para matar a un perro

-cuña…

Vendo barato mi corazón

No importa si es al peor postor

Tan sólo quiero que sepa amar

Mi corazón destrozado y sin reparar-

Mi amado guardián

Perro de la guarda

¿Quién personificará ahora mi vida de perro?

Siempre queriendo ser gato

Y así mueres

Como todos esos gatos que acompañaste a la muerte

Envenenado

Mundo miserable

Terriblemente destructor

Qué fácil es volver mierda a cualquier otro

Gran capacidad para amar y aún así cuán difícil escuchar el dolor

Torturar un perro, ahogarlo y luego quemarlo: ese soy yo

Amor y odio: herir y pedir perdón para refugiarse

Si mi memoria sigue funcionando tan bien como hasta ahora

Mañana estaré bien

Lo habré olvidado todo

-dulces palabras en una noche sin latidos

Sin los latidos de Guardián

Sin los latidos de su corazón

Pudre tu cuerpo en los gusanos

Y te aseguro que ellos no se comerán el veneno

El veneno quedará en la tierra

¿Engendrará más…?

Un abrazo Guardián

Saludos a Gerónimo, a Penélope, a Arturo, a Golfa, a Fea, a Tony, a Lulú, a…

(Voces en coro) – ¡adiós mi perro!

-Señoras y señores… buenas tardes…

-¡Un momento que la muñeca no ha terminado de hablar!

-Y dele con la muñeca, pero cuál es la gana de que hable la muñeca, y además esa historia no tiene final… puede terminar ahí o en la primera letra

-sí sí, prosiga el que sigue o cualquiera

-¡buenas tardes!

Gracias a quienes que me saludaron. El día de hoy quiero contarles… quiero contarles… una historia… muy sencilla… de la que no recuerdo las raíces pero sé el final.

Pues… pues… esta historia es la historia de un niño que le dijo una vez a sus amigos: -amigos… yo sé como engañar a la adivina –no te creemos… ¿acaso ya la engañaste? –no, pero… pero… sé cómo hacerlo. Entonces sus amigos le dijeron: -muéstranos cómo es que engañarás a la adivina –Escuchen… -Le dijo el niño a sus amigos –Escuchen… yo tomaré un pájaro en mis manos y luego le preguntaré a la adivina si el pájaro está vivo o muerto… eh… si la adivina me dice que está vivo… lo mataré entre mis manos… y le diré que se equivocó… mostrándole el pájaro muerto… si la adivina me dice que está muerto lo dejaré vivir y se lo mostraré –Entonces los niños le dijeron –Amigo muéstranos que es cierto lo que nos dices –pues.. pues… no, vengan, vamos al pueblo –Entonces el niño se fue con sus amigos a donde la adivina y tomó un pájaro en sus manos y le preguntó a la adivina –Adivina… dime… ¿el pájaro que tengo entre mis manos está vivo o muerto? –Y la adivina le respondió –La vida del pájaro está en tus manos.

Señoras y señores… esta es toda la historia… no voy a molestarlos ni a quitarles más tiempo… cualquier moneda que me quieran regalar… esa es toda la historia… no voy a molestarlos más… cualquier moneda que me quieran regalar… ese dinero es para mí y a veces le doy algo a mi mamá… gracias.

-¡Silencio… que me toca a mí!

-pues si quiere que le escuchen escuche primero

-¿quién dijo eso?

-yo

-usted lo que quiere es tomarse la palabra, entonces pues hable envés de estar callando a los demás

-Eso he hecho, por eso estoy acá.

Una mañana lluviosa, ajustado marco poético, cárcel de la verdad. Deambulo por la calle esperando en las esquinas las primeras madres que salen de sus casas a sus trabajos con el almuerzo caliente, presto me agazapo para asaltarles la ollita y algunas monedillas. A los pelaos incautos les rapo el bolso y a los cuchos bigotudos les caigo de frente, rápido y despreocupao con cara de muerte pa que se timbren y así mientras lo piensan y van sacando agallas le arranco el maletín y los dejo rabiondos y avergonzados de su falta de huevas, jajajajaja.

Pero aquella mañana es diferente. Una camioneta con vidrios negros entre abiertos deja ver dos cañones de ametralladora que en seguida alumbran intermitentemente. Floto zarandeado por los impactos de bala y cuando caigo al suelo ya no hay rastro ni siquiera de las llantas de aquel vehículo. Mi sangre calienta el suelo a la madrugada y mancha los zapatos de los niños escolares que me arrastran al hospital. No cierro los ojos, no quiero, porque sé que será lo último que vea. Ellos me ven, me reconocen, pequeñuelos a quienes varias personas robé las medias nueves y amenacé por unas monedas. ¿Porqué lo hacen, porqué me arrastran?, ese extraño sentimiento de solidaridad que les podría costar la vida. Es mi día de suerte entonces… jajajajajajajajaaa

-jajajajajajajaaa, ¡éste siempre ha tenido ese cruel sentido del humor!

Cuando llegaron al hospital con mis rastrojos estaban unas personas de una ong internacional haciendo unas verificaciones y al ver aquellos niños y confirmar los sucesos en los varios conductos sangrantes abiertos en mi carne decidieron justificar algunos rubros e internarme de inmediato. Si lograban salvarme habría negociaciones internacionales y muchos beneficios petroleros ese año.

Han pasado unos meses y como mi salud parece estar recuperando decido salir a… p-robar suerte… nada mal para tener tantas vendas, un almuerzo caliente, monedas para los cigar-x y una brillante carrera delante de la camioneta del gobierno. Las balas y yo nos empezamos a llevar mejor.

La semana antes de la bautizada que me pegaron a bala los paras estuve haciendo trámites pa los subsidios de hambre que nos iban a dar los gringos Una semana después de hoy el planeta explota porque una falla cuántica geoenergética introduce un agujero negro en el centro mismo del equilibrio, como pasó en este instante con una de las balas, rompió la nada que me sostenía y ahora floto, delirio, propicio para preguntar ¿qué es esa miseria? ¿Quiénes son los vampiros de la miseria? Soy de acá o sea que soy nada pero esa bala al perforar destruye el único valor de ser nada… decirlo. Las balas son llaves con dientes de sangre que abren las puertas infinitas e inmutables de las fosas.

Hablo y sólo un acontecimiento me lo ha permitido: un sueño, el día noche noche día del sueño cuando es shoah. El sueño se repite cada día noche noche día, sin importar que sea ahora aquí la mentira de Colombia o de cualquier país del mundo, sólo son versiones. ¡Ay! ¡Si hay alguien quien lo escuche! ¿Ahí estará para siempre? Sólo el atroz azar puede explicar porqué fueron esas voces, esas miradas, esos olores, esas necesidades, esa mentira erecta, ya que pudo ser cualquier otra cosa en cualquier otro momento y lugar. Sería necesario detenerse en este barullo y decirlo de una vez por todas para que el silencio lo borre del mundo para siempre. Pero robo y robo la muerte a lo miserables cada vez cada día y para hacerlo sigo pensando en que existe el tiempo y el espacio y el caos.

Delirio y llanto porque a la puta que me saludaba todas las mañanas acaban de darle muerte violenta, violenta porque le vino de una orden que le decía ¡Corre puta! Y así ella misma accionaría los gatillos. Calle 70N con carrera 16 Q del muy sur a las cuatro y cincuenta de la madrugada, ¿ella venía o iba? Yo sólo la miro y veo su sonrisa. Apago los ojos porque siento las balas venir hacia mí y entonces es mi estrategia para desaparecer, eso lo aprendí el día que volé sobre la fuente de mi sangre, pero ella no sabe cerrar los ojos entonces cuando aprende de verme le gritan ¡Corre puta! Pero sus oídos no se cierran y entonces su vagina grita ¡muerte súbita muerte violenta por favor que venga la muerte! La camioneta del gobierno huye porque en este relato estamos todos en este sin tiempo ni lugar sólo caos y miseria, pero por fin cansados de ser vampiros de la miseria aceptamos lo único que somos para ser nada ¡miseria!

-Era este el lugar al que me llevaba mi dueña siempre en su imaginación, por eso quiero mi recorrido de iniciación.

-Sabemos entonces para qué sirve bañarse… en sangre.

-Esta es la tumba de mi perro.

-y esta es la suerte del pájaro que estaba entre mis manos.

-Vampiros de la miseria.


Imagen: Gustave Dore